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viernes, 19 de febrero de 2010

T.P :Analisis de Peliculas

EN EL TIEMPO DE LAS MARIPOSAS
SÍNTESIS
La historia de las "Mariposas" Mirabal
Por Bárbara Funes
Corría el año 1960. Soplaban vientos revolucionarios en América Central. Habían caído hacía poco los
dictadores Rojas Pinalla y Pérez Jiménez, de Colombia y Venezuela. En 1959, tras el triunfo de la revolución,
había huido el dictador Batista de Cuba.
En República Dominicana, Minerva Mirabal evaluaba la conformación de un movimiento para derrocar al
dictador Leónidas Trujillo. Fue una de las fundadoras y dirigentes de la Agrupación 26 de Junio, creada en
enero de 1960. Ella, junto a un centenar de miembros de la agrupación, fue encarcelada ese mismo mes. Fueron
sometidos a terribles torturas y algunos murieron.
La escalada represiva del régimen generó mucho descontento en la sociedad dominicana. Trujillo, entonces, se
vio obligado a liberar a las mujeres presas en febrero de 1960.
En mayo, frente a una nueva ofensiva del dictador, Minerva y su hermana María Teresa fueron enjuiciadas por
“atentar contra la seguridad del Estado” y condenadas a 5 años de prisión. Pero nuevamente, frente al creciente
descontento de amplios sectores con el régimen, fueron liberadas junto a otras mujeres.
Finalmente, el 25 de noviembre, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal fueron a visitar a sus esposos
detenidos en la prisión de “La Victoria”. Pero al regresar a su casa, cayeron en una emboscada y fueron
asesinadas por los esbirros del dictador, a garrotazos.
Las hermanas Mirabal tenían un nombre de guerra: “Las Mariposas”. El Estado dominicano, bajo la mirada
cómplice del imperialismo yanqui, pretendió cortarles sus alas para siempre.
Fracasaron. Su valor para combatir ese régimen infame que sumergió en la miseria a los trabajadores y al
pueblo dominicanos fue y es fuente de inspiración para miles de hombres y mujeres en Latinoamérica.
- Noticia del 5 diciembre, 07 (AmecoPress) -
Minou Tavárez Mirabal: “Las hermanas Mirabal han legitimado la lucha de las mujeres
universalmente”
La diputada dominicana participó en unas jornadas en la Universidad Complutense
Internacional, Violencia de género, Madrid, Miércoles 5 de diciembre de 2007, por Argelia Villegas López
“Las hermanas Mirabal han legitimado la lucha de las mujeres universalmente, pues “las mariposas”, como se
las llamó en el tiempo de la dictadura de Trujillo en la República Dominicana, aún viven y su ejemplo se
recuerda al conmemorar cada 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra
la Mujer, su vida e injusto asesinato nos sirve a todas y todos para repudiar la violencia contra las mujeres, y
es un eslabón más en la construcción de una cultura de paz” dijo en la Universidad Complutense de Madrid,
Minou Tavárez Mirabal, Diputada Nacional en la República Dominicana e hija de héroes nacionales mártires de
la patria.
Ana María Ruíz Tagle, abogada especializada en violencia machista, Josefa María Sainz Martín, Doctora en
Medicina Especializada en Medicina Preventiva y de Salud Pública, fueron quienes abordaron el análisis de la
violencia-terrorismo machista en los años de la democracia española.
Cristina Segura Graiño, Profesora de Historia Medieval en la Universidad Complutense de Madrid (UCM),
Pilar Díaz Sánchez, Profesora de Historia Contemporánea también en la UCM, Isabel Tajahuerce Ángel,
Vicerrectora de Cultura, Deporte y Política Social, participaron también en el encuentro.
Durante el encuentro también se proyectó el largometraje “El tiempo de las mariposas” que es una adaptación
del director español Mariano Barroso de la novela de Julia Álvarez, el largometraje es protagonizado por Salma
Hayek y Edgard James Olmos.

Las mariposas
“Las mujeres en todo el mundo nos hemos puesto sobre líneas partidarias, sobre ideologías contrapuestas, y
hemos logrado consensuar y acordar nuestra lucha a favor de problemáticas que nos unen” declaró a
AmecoPress Minou, quien dio una conferencia en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad
Complutense de Madrid en el marco del encuentro “La violencia machista: allí y aquí, ayer y hoy. Con nombres
y apellidos”.
Minou Tavárez es hija de Minerva Mirabal, la más emblemática de las “mariposas” que fundó con su
compañero Manuel Aurelio Tavárez Justo, el Movimiento 14 de junio, en 1959, que tras el asesinato a palos de
las hermanas Mirabal en Santo Domingo, y gracias a su lucha derrocaron la dictadura de Trujillo, quien
encabezó uno de los gobiernos más sangrientos de América Latina.
Patria, Minerva y María Teresa son las hermanas Mirabal, “las mariposas” quienes son recordadas cada 25 de
noviembre, Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por ser la fecha en la cual
fueron asesinadas en 1960 por oponerse a la dictadura de Rafael Trujillo Molino en la República Dominicana.
El día fue instaurado en 1981 en recuerdo del trágico asesinato de las “mariposas” y la fecha se universalizó en
1999 desde la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La violencia contra las mujeres prevalece en las sociedades democráticas
Minou indicó que: “nunca como hoy el debate de los temas que engloban las problemáticas y causas de las
mujeres ha tenido mayor relevancia”. Al referirse a España, la Diputada indicó que: “la violencia afecta a
mujeres de todos puntos del planeta, incluso en países desarrollados como lo es España en el cual aún no se ha
podido erradicar la violencia del todo y tristemente se asesinan mujeres”.
Tavárez informó que en el caso de Santo Domingo en los dos últimos años han sido notificados 509
feminicidios, mientras que de enero a octubre del presente año se han registrado 8596 denuncias de violencia
contra las mujeres tan sólo en la capital del país. En la República Dominicana el 24% de las mujeres entre los
15 y 49 años han sufrido violencia de género, mientras que el 40% de las mujeres separadas o divorciadas ha
padecido violencia.
Minou calificó la situación de Santo Domingo como; “un estado gravísimo que debe ser catalogado de urgencia
nacional” y como propuesta a la violencia aquí y allí Minou se inclinó a favor de “una campaña de 365 días al
año de trabajo social y colectivo en el cual se involucren todas y todos los actores de la sociedad”.
“Es mucho lo que hemos logrado las mujeres dominicanas” subrayó Tavárez, y destacó que en Santo Domingo
ya se viene realizando un trabajo importante desde el sistema de justicia tras aprobar la ley 2497 que sanciona la
violencia contra las mujeres y la violencia doméstica para garantizar una efectiva implementación de la misma.
La diputada concluyó su ponencia al recordar a su madre, Minerva Mirabal con las palabras que ésta respondía
cada vez que veía amenazados sus sueños de revolución y justicia en Santo Domingo: “No se equivocó mi
madre cuando ante las advertencias ella respondía: si me mata Trujillo yo sacaré los brazos de la tumba y seré
más fuerte”.
CUESTIONARIO GUÍA PARA EL ANÁLISIS
1. ¿Por qué se celebra el Día Internacional de la Mujer? ¿Cuándo es?
2. ¿Qué actividades se realizan en tu localidad para esa fecha?
3. ¿Cómo creés que ha sido la vida de las niñas y las mujeres a lo largo de la historia?
4. ¿Conocemos lo que han hecho las mujeres a lo largo de la historia? ¿Podemos nombrar algunas mujeres
destacadas?
5. ¿Podemos practicar los mismos deportes los niños y las niñas? ¿Por qué?
6. ¿Qué han hecho y hacen las mujeres por la paz?
7. ¿Las niñas y los niños pueden inventar cómo vestirse?
8. ¿Cómo participan las niñas y los niños, las mujeres y los varones de las actividades comunitarias? ¿Qué
hacen en el hogar? ¿Podrían esas actividades ser intercambiables?
9. ¿Por qué es necesario que las niñas y los niños compartamos las tareas domésticas?
10. ¿Qué se conmemora el día 25 de noviembre? ¿Por qué?
11. ¿Quiénes fueron las hermanas Mirabal?

JINETE DE BALLENAS.
FICHA TÉCNICA
Directores: Niki Caro
Protagonistas: Keisha Castle-Hughes, Rawiri Paratene
Género: Drama
Nacionalidad: Nueva Zelanda
Clasificación: Apta para todo Publico
Duración: 100 min.
Formato: disponible en DVD y VHS
SÍNTESIS
En una pequeña población costera de Nueva Zelanda, los maoríes afirman ser descendientes de Paikea, el Jinete
de Ballenas. En cada generación desde ya hace más de 1000 años, un varón heredero del jefe le sucede en el
título. Ese momento ha llegado. El hijo mayor del jefe es padre de gemelos: un niño y una niña. La madre y el
pequeño mueren en el transcurso del parto.
Abatido por el dolor, su padre abandona a la hija al cuidado de sus abuelos. Su abuelo el Jefe de la aldea no la
reconoce como heredera de la tradición y la rechaza. Sin embargo, su abuela aprende a quererla.
Esta niña despreciada por su sexo no es reconocida como la heredera natural, es más, todos están convencidos
de que los problemas de su tribu empezaron en el momento de su nacimiento.
En la búsqueda del heredero y en la transmisión de los cantos antiguos, los ritos tribales y las técnicas guerreras,
el futuro líder se le revelará.
En este film podemos apreciar el peso que tiene “nacer varón –nacer mujer” en la sociedad y cómo este
determinante biológico condiciona el futuro en la vida de muchas personas.
CUESTIONARIO GUÍA PARA EL ANÁLISIS
1) Buscar información acerca del momento histórico y el lugar geográfico en el cual se desarrolla la
película.
2) Reflexionar acerca de cómo las creencias y las tradiciones contribuyen a la reproducción o ayudan a la
modificación de los estereotipos de género. ¿Por qué pensar que esta película puede ser trabajada en clave de
violencia de género? Identificar alguna escena donde consideren que hay situaciones de violencia de género.
3) Destacar el papel de los ancestros, de los niños- jóvenes y de las generaciones intermedias en la
paulatina modificación de los códigos de género. Relacionarlo con nuestra realidad.
4) Pensar acerca de la función de la escuela y de las familias en la transmisión cultural de los códigos de
género. La escuela como garante de los derechos humanos: derecho a la educación, derecho a la identidad,
derecho a la información, derecho a una vida sin violencia. Buscar ejemplos en nuestra sociedad.
5) Reconocer el papel de los adultos referentes como modelos de identificación positiva para la
construcción de una vida sin violencia.
6) Proyectar el futuro de la protagonista. Trabajar desde la perspectiva de género las posibilidades para el
ejercicio del liderazgo y las habilidades necesarias para ejercer el poder en forma democrática que tienen
mujeres y varones en esa aldea. ¿Y en nuestra sociedad? ¿Cómo formamos a los/as futuros/as ciudadanos/as
para el reconocimiento y el ejercicio pleno de sus derechos?

TE DOY MIS OJOS
FICHA TÉCNICA
Dirección: Iciar Bollaín
Guión: Icíar Bollaín y Alicia Luna
Producción: Producciones La Iguana y Alta Producción
Duración: 106 min.
Países: España
Año de producción: 2003
Reparto: Laia Marull, Luis Tosar, Candela Peña, Rosa María Sardà, Kity Manver, Sergi Calleja, Dave
Mooney, Nicolás Fernández Luna, Elisabet Gelabert, Chus Gutiérrez, Elena Irureta.
Sinopsis: Pilar sale huyendo de su casa con cuatro cosas y su hijo. Tras nueve años de matrimonio, huye del
maltrato al que la somete su marido, Antonio. Él no tarda en salir a buscarla, pues, según él, la quiere más que a
nada en el mundo. La película ahonda en las relaciones de la pareja y su entorno familiar y laboral, marcadas
por el drama de la violencia contra las mujeres.
FICHA DIDÁCTICA
1. OBJETIVOS PEDAGÓGICOS
• Clarificar y evitar la confusión de la idea del amor con cuestiones como el poder, la dependencia, la falta
de autonomía que se produce en determinadas relaciones.
• Visualizar cómo el maltrato puede darse de diversas formas y no sólo, ni exclusivamente, a través de la
violencia física.
• Analizar las formas de justificación que llevan a algunos hombres a ejercer violencia contra sus parejas.
• Entender por qué una parte importante de las víctimas de violencia de género continúa con sus parejas
después de los primeros episodios de maltrato.
2. CLAVES DE TRABAJO PARA DOCENTES
Esta película aborda el fenómeno de la violencia de género lejos de acercamientos simplistas que reducen la
complejidad del tema y acaban dificultando su comprensión. Te doy mis ojos plantea una mirada plural hacia las
razones y los comportamientos de los personajes involucrados y nos permite tratar los siguientes temas:
• Las razones que aduce el maltratador para explicar su comportamiento. Una de las virtudes de esta
película es que trata de analizar los motivos y la psicología del maltratador, sin que ello signifique identificarse
con él. En otras películas encontramos que el maltratador es presentado como alguien que se comporta de un
modo malvado por naturaleza y de forma irracional. Ese enfoque, que sólo mira desde el punto de vista de la
víctima, no nos ayuda a comprender lo que está ocurriendo. ¿Cómo explicar por qué muchas mujeres víctimas
de la violencia de género sigan queriendo a sus parejas y volviendo con ellos? Esta película busca las razones
que llevan a Antonio a maltratar a Pilar, trata de entender qué le está pasando y, a la vez, se distancia de él, por
su comportamiento. Algunas escenas de la película nos ayudan a reflexionar sobre el comportamiento de un
maltratador:
o Cuando se siente humillado, tratado como un "pringado", como una "mierda", por su hermano y,
en general, por su familia, para aplacar su frustración reacciona contra su mujer y su hijo. Aunque luego dice
arrepentirse, en el momento “no puede controlarse”.
o Cuando Pilar quiere hacer otras cosas (trabajar o aprender cosas nuevas), a ser más autónoma,
Antonio se siente inferior y tiene miedo de que ella acabe encontrando a otro hombre que le ofrezca otras cosas
que él no puede. Ante esta situación, reacciona tratando de controlarla y de evitar que desarrolle sus
capacidades, y empieza a humillarla, ridiculizarla, aislarla. Su miedo e inseguridad le llevan a reforzar su idea
de que Pilar es su posesión y actúa con la intención de dominarla absolutamente.
El problema de Antonio es que está confundiendo amor con posesión y esto le lleva a no dejar que Pilar pueda
crecer, que se desarrolle como persona. Del amor a la pareja está pasando al control y a dejar de tenerla en
cuenta como persona, aunque él piensa y diga que eso es querer. Sin por ello justificarle ni disculparle, la
película plantea que Antonio también es, en cierta medida, víctima de sí mismo y de la construcción tradicional
de lo que es ser hombre.
• Las formas que adopta el maltrato. Otro aspecto que queda reflejado en la película es el hecho de que la
violencia física no es la única forma de maltrato. De hecho, ésta apenas aparece en la película directamente y
esto nos permite observar una amplia gama de formas de maltrato: el aislamiento, la desvalorización, la
ridiculización, las amenazas, el chantaje, etc.
• Las razones de las mujeres víctimas de la violencia de género para continuar con sus parejas. Si bien la
dependencia económica es una razón, no parece que explique totalmente los motivos. Según la directora de la
película, una de las razones es que siguen con la esperanza de que el hombre cambie, que vuelva a ser como
antes, como el hombre de quien se enamoraron por primera vez. Hasta que la mujer no pierde la esperanza de
que va a cambiar, no decide marchar. En la película, Pilar no sólo tiene miedo de Antonio, sino que también le
quiere y espera que cambie y, por eso, le da nuevas oportunidades. Incluso le apoya en la terapia y espera que
esto le sirva, hasta que llega un momento en que las cosas alcanzan un punto (después de la escena del balcón)
en que ella se da cuenta que él "lo ha roto todo", no tanto a ella, sino sobre todo su relación de amor. Su
declaración en comisaría al final de la película resulta clara desde este punto de vista.
• Los contextos sociales que favorecen el maltrato hacia las mujeres. La película permite ver cómo las
relaciones de poder de género son normalizadas socialmente. La figura de la madre nos habla de ello. Según
parece, ella también vivió una situación de maltrato, pero en lugar de denunciarla, evita ver lo que le sucede a
su hija, quitándole importancia al problema y haciendo como si fuera algo normal. Por ello su posición es
buscar la reconciliación entre Pilar y Antonio.
• Las diversas formas de entender la masculinidad. En contraste con el modelo de masculinidad machista
reflejada en el mundo de Antonio y de los otros hombres que asisten a la terapia, la película también muestra
otros modos de ser hombre. En especial, con la figura del novio de la hermana de Pilar, que se nos presenta
como una persona sensible, que asume la corresponsabilidad en las tareas domésticas y que cuida a su pareja.
En este sentido, vale la pena subrayar que una de las estrategias fundamentales de prevención de la violencia
contra las mujeres es promover otros modelos de masculinidad alternativos al tradicional dominante.
• Las formas de ayudar a una mujer víctima de la violencia de género. El papel de la persona próxima a la
mujer maltratada que quiere ayudarla está representado por la hermana de Pilar. Ana hasta que no ve los partes
médicos no se da cuenta de lo que está viviendo su hermana y, como es normal en esta situación, quiere ayudar,
pero no sabe cómo. No entiende lo que está ocurriendo: cómo es posible que Pilar continúe o quiera volver con
Antonio. No entiende que tenga miedo a su marido y, a la vez, le quiera. Desde esta incomprensión lo que hace
es juzgarla constantemente, lo que provoca que Pilar se encierre, no hable y quede aún más bajo el control de su
marido. La película sugiere que lo necesario es no simplificar el tema ni abordarlo desde el juicio personal y, en
cambio, escuchar y acompañar a la mujer en el proceso, porque sino provoca mayor aislamiento. El papel de las
amigas que ayudan a Pilar es también fundamental, tanto a nivel laboral, afectivo como de apoyo directo
cuando ella lo demanda, al final de la película.
• La posible recuperación de los hombres maltratadores. La película aborda un tema controvertido y
complicado: la capacidad de recuperación de los maltratadores a partir de terapias específicas. A pesar de que
los índices de éxito de estos programas son reducidos, su presentación en la película resulta interesante, aún a
riesgo de que algunas de las escenas de las sesiones queden solo como situaciones cómicas. A través de las
escenas de la terapia vemos cómo un grupo de hombres maltratadores disculpan, minimizan y justifican sus
actos y, de hecho, normalizan las relaciones de poder y de maltrato hacia las mujeres. Sus explicaciones y su
discurso es claramente machista y parece que es muy difícil cambiar actitudes tan arraigadas y, a la vez,
legitimadas socialmente dentro del patriarcado de acuerdo con un cierto modelo de masculinidad. El tema queda
como un interrogante ¿qué puede hacerse con los maltratadores?
3. ELEMENTOS DE DEBATE
- ¿Qué formas de maltrato puedes identificar en la relación de Antonio con Pilar?
- ¿En qué situaciones Antonio maltrata a Pilar? Y el resto de hombres que están con él en la terapia, ¿cómo
explican su comportamiento violento?
- ¿Por qué motivos te parece que Pilar aguanta tantos años de relación con Antonio? ¿Cómo explicas que aún le
de nuevas oportunidades?
- ¿Cómo se entiende la reacción de la madre de Pilar ante la situación por la que está pasando su hija?
- Existen otros modelos de masculinidad no asociados a la violencia (como el representado por el novio de la
hermana de Pilar) ¿qué características identificas en estos otros modelos de lo que es ser hombre?
- ¿Qué necesitamos de la persona que queremos y que nos quiere? ¿Qué esperamos de ella? ¿Qué cosas no
toleramos?
- ¿Crees que conductas de celos o de control en la pareja pueden predecir futuros comportamientos de maltrato
o de abuso?
http://www.edualter.org/material/cineiddssrr/ojos.htM

jueves, 18 de febrero de 2010

Ley de Talles(Ciudad Autonoma de Buenos Aires)

Se promulgó la ley de talles porteña
Fue sancionada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires hace poco más de un mes, y ayer fue publicada en el Boletín Oficial de la ciudad. La norma exige a todos los fabricantes y comercios la existencia de ocho medidas, del 36 al 50.
.Fue sancionada por la Legislatura porteña, hace poco más de un mes. Ayer, la ley de existencia de talles fue publicada en el Boletín Oficial de la ciudad y, según allí se establece, entrará en vigor a partir de los 180 días de su reglamentación.

La Subsecretaría de Desarrollo Económico estará a cargo de la reglamentación que, según pudo saber LA NACION, se hará efectiva durante el transcurso de este año, para lo cual el gobierno asegura que trabaja con las principales cámaras de la industria local de modo de acordar algunos puntos antes de que la norma entre en vigor.

Una vez que comience a regir, la autoridad de control y de aplicación de sanciones será la Agencia Gubernamental de Control Porteña, que podrá aplicar multas a los infractores que van desde los 300 hasta los 50.000 pesos, además de la clausura del comercio.

"El objeto de la presente ley es garantizar a los habitantes de la ciudad de Buenos Aires la existencia de un mínimo de ocho talles", explica el artículo número uno de la norma, que busca garantizar que la mayoría de las personas encuentren ropa de su tamaño "en los establecimientos comerciales cuya actividad principal, accesoria u ocasional sea la venta, fabricación o provisión de indumentaria".

La iniciativa, como ya sucedió en la provincia de Buenos Aires (donde fue sancionada en 2001, pero que comenzó a regir sólo en 2005 y con un alto índice de incumplimiento), despierta fuertes controversias en la industria de la moda local.

En opinión de algunos diseñadores y propietarios de reconocidas marcas de ropa, la nueva ley porteña es, sencillamente, "un disparate". Además, la califican de "totalmente inviable desde el punto de vista económico".

Consultado por LA NACION sobre la obligatoriedad de contar en todos sus locales con talles del 36 al 50, como señala la ley, el dueño de la firma Jazmín Chebar, Claudio Drescher, opinó: "Comparto la preocupación en cuanto a que el consumidor no se sienta discriminado y encuentre ropa que le siente bien, pero así no es la manera. Mejor que obligar a que se fabriquen ocho talles, hoy deberían estar controlando que un 36 o un 38, por ejemplo, tengan las medidas corporales correctas, como sucede en el Mercado Común Europeo. Creo que la ley será cuestionada jurídicamente por el sector, al cual deberían invitar a participar para su discusión y modificación", concluyó el empresario.

Ley de Talles(Provincia de Bs As)

LEY DE TALLES


A partir del 21 de Diciembre del 2005 entra en vigencia la ley provincial 12665, “Ley de Talles”, en donde se exige a todos los fabricantes de ropa para “mujer adolescente” contar con seis talles: 38-40-42-44-46-48. Estas prendas deben ser etiquetadas con talle numérico acompañadas de una etiqueta de cartón con las medidas correspondientes a cada uno. La equivalencia de los talles alfabéticos trasladados a numéricos es la siguiente:

XXS XS S M L XL
38 40 42 44 46 48

El control va a ser efectuado por los Inspectores del Departamento de Defensa del Consumidor.
Esta ley no es solo para los fabricantes sino también para los locales de venta al publico exclusivos o multimarca, ya que sino cuentan con estos talles en stock, deberán comprobar que lo tuvieron con una factura, remito, etc.

LEY 12665

Nota: Al pie de la presente Ley se encuentra el Decreto Reglamentario nº 866/05.

EL SENADO Y CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES SANCIONAN CON FUERZA DE LEY

ARTICULO 1.- A partir de los doscientos cuarenta (240) días de promulgada la presente Ley, los comercios que vendan ropa de mujer, deberán tener en existencia todos los talles correspondientes a las medidas antropométricas de la mujer adolescente, de las prendas y modelos que comercialicen y ofrezcan al público.
ARTICULO 2.- Aquellos comerciantes que no den cumplimiento a lo dispuesto en los artículos anteriores se les impondrá una multa y en casos de incumplimientos reiterados, se dispondrá la clausura de hasta cinco (5) días del establecimiento o local comercial.
ARTICULO 3.- El poder Ejecutivo determinará el organismo que funcionará como órgano de aplicación de la presente Ley. ARTICULO 4.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

DECRETO 866 DEPARTAMENTO DE LA PRODUCCION

La Plata, 4 de mayo de 2005. Visto: El Expediente Nº 2724-1384/04, por intermedio del cual tramita la reglamentación de la Ley Provincial Nº 12.665, y CONSIDERANDO: Que con la citada Ley se pretende regularizar la disponibilidad de todos los talles para ropa de mujer adolescente; Que la normativa pretende ser un aporte para la lucha contra la bulimia y la anorexia; Que surge con claridad del texto legal, que si bien el objetivo es de protección a la salud, para cumplirlo debe tenerse presente que la tarea debe ser implementada con sustento en la normativa de aplicación para la defensa del consumidor y sus principios tuitivos, basados en la protección a la salud e integridad, en la libertad de elección, en condiciones de trato digno, equitativo e información adecuada y veraz; Que la Ley Provincial Nº 13.133, fue promulgada en el mes de diciembre del 2003, con posterioridad a la sanción de la Ley Provincial 12.665 y a sus disposiciones de Orden Público debe estarse; por lo tanto la reglamentación debe adecuarse a la citada Ley; Por ello, EL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA
DE BUENOS AIRES DECRETA:
Artículo 1º.- Desígnase autoridad de aplicación de la Ley Nº 12.665 al Ministerio de la Producción, a través de la Dirección Provincial de Comercio, dependiente de la Subsecretaría de Industria, Comercio, Minería y Actividades Portuarias. Dicho Organismo tendrá las facultades para la elaboración de la normativa necesaria tendiente a la regulación de los parámetros de aplicación, de la Ley y para la correcta implementación de aquella materia que no corresponda al orden nacional.
Artículo 2º.- Desígnase autoridad de aplicación de la Ley 12.665, dentro de los límites de sus respectivos territorios a los fines del contralor, juzgamiento e imposición de sanciones a los Municipios a través del organismo o estructura administrativa, que cada uno de ellos designe de conformidad a la Ley Provincial Nº 13.133, Titulo IX.
Artículo 3º.- El procedimiento a aplicar a nivel provincial y municipal es el establecido en la Ley Provincial 13.133, Código Provincial de Implementación de los Derechos de los Consumidores y Usuarios, Título VIII, Capítulo IV, de Procedimiento Administrativo de las normas de aplicación, y Capítulo V de las Sanciones.
Artículo 4º.- El control dispuesto en el presente será tanto en lo que se refiere a la existencia en stock de todos los talles, como de la correcta marcación de los mismos, conforme a las medidas aprobadas mediante las normas IRAM. Artículo 5º.- El presente Decreto será refrendado por el Sr. Ministro Secretario en el Departamento de la Producción. Artículo 6º.- Regístrese, comuníquese, publíquese, dése al Boletín Oficial y pase al Ministerio de la Producción a sus efectos. Cumplido archívese.

Talles Grandes(Cordoba)

"Talles grandes / Comercios cordobeses
Poco y nada XXL porque la ordenanza nunca se reglamentó
La norma que exige talles grandes no está vigente /Las fábricas dicen que la venta de esos productos no es rentable.

Natalia García
ngarcia@lavozdelinterior.com.ar A las chicas “gorditas”, sobre todo adolescentes y jóvenes, se les complica la compra de ropa que les quede bien a su cuerpo. En muchos locales de marcas de moda no es posible encontrar talles XXL en ciertos modelos de prendas, desde remeras hasta jeans –esto último, lo más complicado. Lamentablemente, la ley no las ampara, pues las fábricas no están obligadas a confeccionar prendas de tamaño grandes ni los comercios a venderlas, pese a que en noviembre de 2007 el Concejo Deliberante de la ciudad de Córdoba aprobó la ordenanza de talles que así lo estipulaba.

¿Qué sucedió desde entonces? Después de dos años y tres meses desde la aprobación, la ordenanza sigue guardada en un cajón sin haber sido reglamentada y sin que esté designada el área municipal que controle su cumplimiento.

Desde las fábricas y negocios aseguran que nunca recibieron controles –y mucho menos las multas que estaban planteadas entre los mil y 10 mil pesos– que verificaran la existencia de talles grandes y, así, queda a criterio de cada uno comercializar o no las prendas, aunque la mayoría opta por lo segundo por una cuestión lógica de conveniencia económica.

La minoría que sí confecciona ropa grande, en cambio, no recibe el descuento de 30 por ciento en la tasa municipal de comercio e industria que estaba incluido en la ordenanza.

Poco y nada
En los comercios de la ciudad la mayoría de las remeras, vestidos y abrigos están en talle small (pequeño), medium (mediano) y large (grande). Los pantalones, en tanto, llegan al talle 42, cuando, según contemplaba la ordenanza, deberían ir hasta el 46.

La justificación de la ausencia es simple –además de que la ley no obliga–: no hay mercado suficiente para la venta de talles especiales.

Pero también existen otras explicaciones. El comercio que compra la mercadería en Buenos Aires o trae ropa importada no puede exigir a las fábricas de origen que vendan en los talles que escasean, y las fábricas de Córdoba no ven en la ropa grande un negocio rentable.

El fabricante de una marca muy reconocida en Córdoba aseguró que “el tema tiene que ver con qué tan viable es vender un producto grande”. “Nosotros no los hacemos porque directamente no se venden”, dijo. Además, explicó que para artículos extra grandes es necesaria una moldería especial que aumenta los costos aun más: “Un pantalón tiro bajo para una chica excedida en kilos realmente no le queda bien y para eso hay que hacer modelos especiales”, manifestó.

Por su parte, Guido Coppedé Crivelli, gerente de Marketing de Mikah, sostuvo que esa marca cordobesa “sí tiene talles grandes”, y aseguró creer que la ordenanza estaba vigente porque había sido aprobada con “mucho ruido”.

“Hay gente que pide estos productos que nosotros incorporamos el año pasado, aunque no en igual medida que los otros talles”, admitió Coppedé Crivelli, pero dijo que llegan al “talle 46 en pantalones que se hacen con una moldería especial”.

Mikah refuerza cada temporada los tamaños que más se venden, que en los jeans van del 26 al 28 (en otras marcas, sería el equivalente al 36, 37 y 38).

Sin control
Ni fábricas, ni comercios han recibido la visita de personal de la Municipalidad que controle la existencia de talles grandes.

“El circo se armó pero después nadie controló”, observó el gerente de Mikah, y dijo que “ni siquiera hubo reclamos de la misma gente ‘gordita’ afectada”.

Eduardo Miguel, a cargo de Habilitación de Negocios de la Municipalidad de Córdoba, explicó a este diario que “como la ordenanza nunca se reglamentó, nunca se exigió”.

–¿O sea que no se está haciendo cumplir?

–No. Y nadie sabe decir por qué no está reglamentada. Es que ya no quedan rastros de los funcionarios de la gestión anterior.

Miguel dijo que “es el decreto el que dice de qué forma aplicar una ordenanza y sobre ésta no hay información”.

Desde que la iniciativa municipal comenzó a tratarse en 2007 se fueron sumando voces opositoras. Por aquel entonces, Luis Oliva, gerente de la Cámara de Comercio de Córdoba, había advertido que la norma tal como estaba redactada era “impracticable”. “Se verá qué tipo de inserción tiene, creemos que va a ser muy baja”, había anticipado Oliva.

Puntos de vista

Eduardo Miguel - Habilitación de Negocios de la Municipalidad

“Como la ordenanza nunca se reglamentó, nunca se exigió. Nosotros no sabemos de qué forma habría que exigirla porque directamente no hay información”.

Guido Coppedé - Gerente de marketing de la marca Mikah

“Nosotros sí fabricamos en talles grande aunque en menos cantidad. Creía que sí estaba vigente la norma que se aprobó con mucho ruido. Nunca nos controlaron”.
"

domingo, 14 de febrero de 2010

Adolescentes, consumos culturales y usos de la ciudad

Adolescentes, consumos culturales y usos de la ciudad
Marcelo Urresti∗
La adolescencia es un período de la vida que se caracteriza por cambios abruptos. Entre los primeros teóricos que se ocuparon del tema ya quedaba claro que para las sociedades occidentales se trataba de un período de crisis y reestructuración de la personalidad1, o como dijo Rousseau en el Emilio una etapa de “segundo nacimiento”. En efecto, en nuestras sociedades con la llegada de la adolescencia la gran mayoría de los niños pierde seguridades y vive duelos: el cuerpo cambia, se abandona la infancia, se transforma el lugar que se ocupaba en la familia y en la escuela, caen referentes de autoridad antes naturalizados, se abre el tiempo de la obligada autonomía, se desoculta la genitalidad.
En ese período, para el adolescente, la familia entra en un paréntesis en el que se reparten de nuevo las cartas. Cada adolescente se abre progresivamente a una vida social en la que el lugar de su propia familia se desplaza: en ese movimiento, aquella anterior cuasi monopólica instancia va perdiendo peso específico y se ve obligada a “conversar” con otras instancias de la socialización. En dicho proceso van surgiendo cosmovisiones y valoraciones no necesariamente acordes con los mandatos de la tradición heredada. Con la adolescencia se abren espacios de conflicto intergeneracional en el interior de las familias, siempre renovados con la sucesiva entrada de cada miembro en la pubertad. Es decir que el período conflictivo no sólo es interior al sujeto que vive la transformación en primera persona, también afecta a su entorno inmediato.
Familias y escuelas, ámbitos primordiales de la niñez mayoritaria, entonces comienzan a compartir su espacio con otras dimensiones de la vida social en la que los adolescentes expanden las redes de relaciones dentro de las que normalmente actúan. Mientras transcurre la crisis -más o menos violenta según los casos familiares, las clases sociales y las tradiciones geográficas y culturales en las que se inscriban-, los adolescentes construyen espacios “propios”. En ellos, procurando una mayor independencia respecto a la mirada de sus mayores, rearticulan los mecanismos de identificación a través de los que constuyen las diversas facetas de su identidad.
En este sentido, entre los múltiples factores que actúan en esta fase hay dos especialmente importantes por el efecto que producen: el primero de ellos, el más importante, es el grupo de pares2; el otro, es el sistema de escenarios y ámbitos institucionales que hacen de marco al encuentro y la cotidianeidad de dichos grupos. Estos factores intervienen de manera decisiva en la rearticulación de los referentes básicos de la experiencia y del mundo de la vida y se suman a la familia y la escuela completando el proceso de socialización en el que se modulan las identidades que se continuarán con posterioridad en las etapas juvenil y adulta.
Este transcurso a su vez se da en una encrucijada compleja de caminos institucionales, canales discursivos superpuestos, flujos libidinales inducidos -y muchas veces deseados- y prácticas habituales en las que se hace posible la vida cotidiana de los adolescentes de las sociedades actuales. Los adolescentes, sean de la clase o de la familia que sean, no son independientes del denso entramado de instituciones y discursos que los apelan e intentan seducirlos: además de la ya mencionada escuela –que no está presente en la totalidad de los casos-, los medios masivos de comunicación, la multiimplantada publicidad comercial, el mercado de bienes de consumo masivo con sus largos e incansables tentáculos o las industrias culturales que se ofrecen en sus variados productos, son los canales de una alusión insistente y constante. Estas agencias, a través de la persecución de sus intereses –en principio, comunicar, acaparar la atención y vender- sedimentan discursos, diseminan imágenes y estéticas, difundiendo prescripciones explícitas e implícitas que contribuyen a configurar imaginarios y representaciones sociales. De este modo, se define un nuevo material que luego se elabora íntimamente en el relato de la autoidentificación.
Es decir que esa inicial apertura a la vida adulta, ya trabajada por estas mediaciones múltiples que venimos mencionando, entra en un estadio de apelación superior: la brecha crítica que abre la adolescencia es susceptible a estos discursos que mediante temas y
1 Erik Erikson, Margaret Mead, entre otros, son responsables de este planteo ya clásico. Se los puede consultar en Erikson, Erik. Sociedad y adolescencia. Siglo XXI, México, 1987. Y Mead, Margaret. Adolescencia, sexo y cultura en Samoa. Planeta, Barcelona, 1985.
2 En la sociología, uno de los primeros autores en registrar este hecho fue Talcott Parsons. Puede verse su artículo “Class as a Social System”, in Harvard Educational Review, Vol. 29, Nro. 4 Fall 1959.
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referencias ejemplares presentes en esas formas de la comunicación y el consumo apelan a los adolescentes en tanto que consumidores. En esas figuras diversamente apropiadas los adolescentes reestañan imaginariamente pérdidas y duelos recibiendo los materiales para una identificación interpretante y activa con la que, en distintos grados, rehacen un lugar de certidumbre relativa en medio de la dislocación momentánea por la que transitan.
Esta condición de incertidumbre estaría extendiéndose en su duración y siendo adoptada por distintos grupos de edad antes decididamente lejanos a ella. En efecto, la transitoria desorientación identitaria que suponía el enfoque clásico sobre la adolescencia, según algunos autores3, estaría generalizándose por distintos grupos de edad, producto derivado de la larga impasse que la cultura finisecular estaría consagrando: la generalizada pérdida de las certezas que abruma las sociedades del presente. Así, la adolescencia se alargaría incluyendo a los jóvenes y progresivamente también a los adultos, cuyos modelos de acción, si se los compara con los del pasado reciente, se parecerían más a los de los adolescentes que a los de los adultos de tiempos pasados. Esta condición histórica problematizaría aún más la situación de los adolescentes actuales, tensionados entre su propia crisis y el novedoso lugar vacante que dejan los adultos.
Como decíamos arriba, la adolescencia implica una suerte de “segundo nacimiento” con los dolores y las sorpresas que ello depara: esto se refiere especialmente a un tipo de experiencia casi adánica, original y de apertura, cercana a la vivencia de la aventura, característica vital definitivamente perdida en la vida de los adultos. Esto en parte ilustra que la modelización de la adolescencia no resulta más que una ilusión compartida: por más desorientado que se encuentre un adulto en relación con su futuro, por más rejuvenecido que se encuentre en sus opciones vitales, y por más rutinas y cuidados físicos que haya generado una imagen conservada, un adulto no es un adolescente. En definitiva, transitar la adolescencia es atravesar una crisis personal y vivir adánicamente una experiencia histórica de lo social, hechos que definen una pertenencia generacional concreta y un material imaginario específico con el que elaborar las identificaciones que desembocarán en la personalidad futura.
Asimismo, y siguiendo la línea anterior, existe una representación dominante sobre los adolescentes -lo que no implica bajo ningún concepto que incluya a todos los adolescentes de todas las clases-, que se convierte en una suerte de “modelo” que aglutina principios estéticos activos que tienen una fuerza gravitatoria de gran importancia. Ese modelo estético
3 Ver las distintas posturas planteadas en el texto de Obiols, Guillermo y Silvia Di Segni de Obiols. Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria. Kapelusz, Buenos Aires, 1998. Págs. 52 a 62.
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basado en la imagen adolescente –de las calses medias y altas- responde a necesidades diversas y hace de este particular momento de la vida algo que, en términos sociales, es mucho más amplio que una crisis y una reestructuración identitaria. El “modelo adolescente” se expande y goza de un amplio reconocimiento social, hecho que se demuestra en parte por la negativa: la vejez es vista como desventajosa, el origen de enfermedades y decadencias, un disvalor que anuncia el ocaso de la vida. Como contracara la adolescencia es el grado cero de la vida adulta, está y no está en ella, recién estrenada, con todo el tiempo por delante y aparece como un modelo con el que identificarse.
Una sociedad en la que se han desarticulado referentes de trascendencia antes válidos, una cultura en secularización constante que avanza sobre la religión pero también sobre la política y las más arraigadas costumbres, no es casual que necesite de este mito de regeneración y de vida eterna en el más acá, puesto que cada vez son menores las causas en favor de las que inmolarse, situación que arroja sujetos sin referentes, desorientados, aferrados a las débiles evidencias de un más acá, crecientemente empobrecido. La adolescencia y el mito de la eterna juventud, acompañado de otros mitos como el de la belleza que no se deteriora, la salud que se mantiene intacta o la energía que se renueva sin cesar, son los elementos de un espejo en el que con fuerza creciente la sociedad intenta reflejarse.
En un contexto semejante, tampoco es casual que el mercado, especialmente en las estrategias de publicidad que empujan a adquirir bienes de consumo masivo, aproveche esta imagen convirtiéndola en el vehículo de los mensajes que procuran identificar productos con un objeto de amor. La imagen adolescente, que responde al estereotipo de clase que los medios recogen y refuerzan, circula porque vende: es un paraíso artificial de vitalidad y felicidad, un mito que difunde líbido, que atrae a la identificación y que impulsa al consumo.
De este modo, el proceso de construcción de identidad al que aludíamos más arriba, se da en condiciones que alteran su forma tradicional: con la adolescencia convertida en modelo mediático, imitada crecientemente por las identificaciones de grupos de otras edades, tensionada por condiciones sociales que la alargan inéditamente, tiende a delimitarse siguiendo una lógica novedosa y compleja.
Como dijimos anteriormente son los grupos de pares lo que constituye la novedad en la vida de las personas que atraviesan la adolescencia. Estos grupos a su vez definen espacios y tiempos en los que van construyendo un mundo compartido, que será fundamental para el resguardo de las identificaciones adolescentes, distantes de la familia y de la escuela, los
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dos ámbitos característicos del desarrollo previo. Los grupos de pares están conformados por lo general con una presencia marcada de miembros de la misma edad y género. Esto no imposibilita grupos mixtos o grupos en los que sea aceptado algún miembro que es notablemente mayor o menor, pero habla de su baja probabilidad. Estos grupos son la primer ampliación de la red de relaciones en las que entran los adolescentes, son los grupos de amigos y amigas más cercanos, que se reunen a pasar el tiempo, a escuchar música, a compartir largas charlas, a hacer deportes, a planear salidas, a recorrer espacios. Esos grupos de adolescentes son ámbitos de contención afectiva y representan espacios de autonomía en los que se experimentan las primeras búsquedas de independencia. En ellos se realizan actividades comunes y se definen los perfiles dentro de las funciones actitudinales que los diversos grupos despliegan. Se trata de campos de atracción libidinal, que brindan una pertenencia efectiva y que vehiculizan las referencias primeras de los procesos que deconstruyen las identidades infantiles heredadas. En esos grupos por lo general se manifiestan las primeras conversaciones que tienen por tema el sexo, el descubrimiento de los otros a nivel social, el lugar propio y el ajeno en ese espacio, o para decirlo con las palabras de Goffman el sens of one´s place4, en ellos se descubre por lo general la música que se adoptará como propia, una forma de vestirse y también una forma de hablar. Es decir que se trata de verdaderos laboratorios de actividad simbólica en los que se practica concientemente la diferenciación social.
Los grupos de pares funcionan como entidades intermedias entre el espacio social general en el que se definen las clases sociales que incluyen a las familias y el espacio íntimo de los sujetos que estas grandes estructuras configuran.5 Se trata de ámbitos de autonomía relativa definida por la influencia de las grandes estructuras sociales, aunque metabolizada en la manera singular en la que cada grupo específico la articula, en virtud de las diferencias producidas por los escenarios inmediatos en los que transcurre la vida de esos grupos. Para mostrarlo con un ejemplo: no es lo mismo que dos grupos pertenezcan a la misma clase social, supongamos la clase media urbana de Buenos Aires, que sean hijos de padres profesionales empleados en empresas similares y que desarrollen actividades relativamente cercanas, como concurrir a los mismos colegios –pongamos por caso, públicos- y a los mismos clubes –sociales y deportivos de tamaño medio-; si esos grupos de pares desarrollan actividades que los distinguen, por ejemplo, en su relación con el valor que le dan a la
4 Ver Goffman, Ervin. La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu, Buenos Aires, 1987.
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educación o al deporte –en toda escuela y club hay rendimientos diferenciales-, o con la apreciación y práctica de actividades valoradas como ir a fiestas en casas o en las matinés de las discotecas, ir recitales de músicos de rock o de intérpretes de música latina, gustar de un tipo específico de música o de otro, leer libros o mirar televisión, juntarse en videodromos, compartir la pasión por los juegos de computadoras, mirar los mismos dibujos animados y comprar comics japoneses, todo esto en sus distintas posibilidades, las cadenas de si y de no en relación con las mismas, los puede alejar radicalmente entre sí a pesar de que a primera vista esos jóvenes puedan ser incluidos genéricamente en los mismos grupos por compartir los mismos espacios definidos por las grandes estructuras sociales, lo cual constituye indudablemente una errónea simplificación.
El primer hipotético grupo podrá tender a consumos intelectualizados y elitistas, concurrir a talleres literarios, detestar el deporte, sentirse diferente al resto de sus compañeros de escuela que miran a Tinelli y, con el tiempo, orientarse en el futuro hacia algún tipo de carrera universitaria humanística. El segundo en cambio podrá preferir el deporte y no darle tanta importancia a la escuela, prefiriendo una música de consumo menos exigente y encaminado hacia las disquerías, seguramente valorará más la radio y la televisión cuando esté reunido en las casas de sus padres y en concordancia con la vida al aire libre valore un deporte federado al que le dedique mucho tiempo durante su adolescencia. Es decir que más allá de las similitudes, y muchos podrán decir que no se trata de otra cosa que de fragmentos de la clase media, lo cual es cierto pero no agrega nada al asunto, se puede apreciar en la acción de los grupos de pares la enorme diferenciación interna en gustos y preferencias que se terminan expresando en afinidades electivas capaces de unir grupos, separar otros, definir circuitos de consumos culturales, apuntalar identificaciones grupales y conducir un proceso de socialización de diferente velocidad, enmarcado en territorialidades distantes, situaciones que contribuyen a la conformación de comunidades de destino enormemente disímiles entre sí.
Este ejemplo a su vez podría replicarse en otros sectores sociales o con mujeres en lugar de varones dando los mismos resultados de diferenciación frente a los que estamos tratando de sensibilizar la mirada. En sectores populares, valorar la esquina y el encuentro en ella, o hacerlo en cambio con el acercamiento a la sociedad de fomento del barrio o a la parroquia o el pastor, no es lo mismo que preferir la “vagancia” –que es una apelación genérica al
5 El autor que más énfasis hace en este enfoque que distingue dos polos conciliados es Pierre Bourdieu. Es un tema recurrente en la totalidad de su obra. Expuesto de una manera concisa puede verse “Espacio social y génesis de las clases” en Sociología y cultura. Grijalbo, México, 1990.
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grupo de “vaguitos” o de “guachitos” con los que “se para”- en la que se asume como forma de reproducción el delito menor y el tráfico de baja escala, y todos estos factores no dan el mismo resultado si se combinan o no con la escuela, ni tampoco es igual si se valora o no lo que se puede aprender en la escuela, ni es igual si se prefiere o no participar en la murguita del barrio o apostar a entrar en las inferiores de algún club. No son iguales las redes, no se combinan los factores de la misma manera y el proceso de socialización no se orienta hacia los mismos objetivos. En suma, los grupos de pares son fundamentales para comprender estas enormes diferencias en el desarrollo de los adolescentes en relación con sus familias –y sus clases- de origen, pues en ellos se rearticulan los elementos heredados dentro de las opciones que facilita u obstaculiza el orden social, más o menos complicadas según los recursos disponibles.
Entendidos entonces de este modo, los grupos de pares funcionan como programas culturales6 en los que se articula en una escala menor a la de la clase y la familia, una medida específica de la experiencia social e histórica de los adolescentes. Un programa cultural es un cierto orden imperante dentro de los planes de interacción posibles, una suerte de organización interiorizada de manera similar en cada uno de los miembros de un grupo, según la cual se dan cita los más diferentes tipos de prácticas siguiendo patrones simbólicos afines, desde las formas del comer y del beber, pasando por los modos de concebir la higiene, definir la vestimenta, seguir el orden de los pasos en que debe producirse el cortejo, hasta las preferencias frente a expresiones musicales o artísticas en general o los modos de codificar el terreno de una ciudad o un paisaje en un territorio común y reconocido como propio. Todas estas preferencias se articulan en la forma de sistemas y obedecen a afinidades electivas estables y compartidas por el grupo al que se pertenece, en el nivel de las elecciones concretas, de los criterios de selección y combinación o de los códigos de valoración y apreciación. En este sentido, puede hablarse de modos particulares de ejecución de prácticas comunicativas, sean estas verbales o no verbales, aunque siempre codificadas, es decir, enmarcadas bajo una impronta que les otorga identidad de valía y reconocimiento común.
En un programa cultural compartido también pueden reconocerse la similitud de las prácticas: las formas de portar la vestimenta, las maneras de pararse, establecer distancia o proximidad, caminar o bailar, los rituales de la conquista amorosa, la provocación y la pelea, las formas de hablar, los temas predilectos, los acentos y las jergas, entre otros tantos.
6 Para ampliar la noción ver Schefflen, Albert “Los programas culturales” en Birdwhistel, Ray y otros. La nueva comunicación. Kairós, Barcelona, 1987.
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Aquí es donde inciden los grupos de pares, en las afinidades personales que definen, convertidas luego en redes de contención afectiva. Como todo en la adolescencia, tienen un término coincidente con el lento ingreso de sus protagonistas en los canales de la vida social por los que se reconoce normalmente a los adultos. Esto significa que más allá de la persistencia de algunos lazos afectivos duraderos, la red definida por los grupos de pares se va aflojando poco a poco, perdiendo consistencia, activándose en encuentros más espaciados, menos actividades en menos tiempo, con lo que se reduce en su tamaño y todo esto en coincidencia con las nuevas aperturas de relaciones que va exigiendo la vida adulta, en los ámbitos del estudio, el trabajo, el hogar o la participación social.
Los grupos de pares son redes que acompañan la adolescencia, apuntalando relaciones, apoyando procesos de identificación. En estos procesos, tanto los consumos culturales como los usos del espacio serán fundamentales. Es compartida la idea de que los adolescentes son los más grandes consumidores de las familias, los más activos en lo que hace a demandar y liderar procesos de adquisición de bienes y esto independientemente de las clases a que pertenezcan sus familias. Es obvio que con poderes de compra diferentes, también lo serán las probabilidades de que ese modo se afiance y se perpetúe. Este acostumbra ser uno de los nudos que problematizan las relaciones entre padres e hijos, la demanda de los adolescentes por lo general suele ser superior a las posibilidades de satisfacción de sus padres, que suelen en muchos casos aprovechar esta circunstancia para disciplinarlos, premiándolos o castigándolos según los resultados que obtengan o las conductas que desplieguen en ámbitos en los que los padres están interesados que progresen. Entre los sectores populares esto suele ser más restringido, lo cual tensa las relaciones hacia otras problemáticas, vinculadas con la temprana necesidad de obtención de recursos para las generaciones menores que procuran distintas estrategias de satisfacción, desde el trabajo temprano, la chanquita en algún servicio de escasa remuneración, el “careteo” y el “mangueo” a peatones y paseantes, y en última instancia, al delito menor.
Entre los consumos privilegiados están la ropa y las salidas y la adquisición de algunos bienes a los que llamaremos por comodidad culturales, por provenir directamente de una rama de la industria a la que se define inespecíficamente como “entretenimiento”: música, juegos, videos, revistas. Como todos los bienes destinados al consumo tienen una dimensión material y una dimensión simbólica. Ambas dimensiones suponen valores de uso orientados hacia distintas “económicas”: bienes de consumo masivo como la ropa o la comida tienen una clara dimensión material, cubren aspectos vinculados con la satisfacción de necesidades como el abrigo o el alimento, en este sentido su valor está en el grado de satisfacción que
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No es lo mismo un pantalón de una marca que un pantalón de otra, que responda a un diseño o a otro, que sea de un color o de otro y así sucesivamente hasta convertirse en un complejo conjunto de atributos que exceden por completo el mero vestirse. Vestirse o comer son actividades que comunican y connotan una posición en un espectro de posibilidades y el hecho de optar por unas formas y desechar otras, comunica intenciones y clasifica usuarios. Los adolescentes son sensibles a este juego de miradas y se autoevalúan muy críticamente a través de lo que elijen, portan y gustan. Se valoran a través de sus valoraciones. Por eso son consumidores exigentes, por eso presionan a sus padres, por eso son susceptibles en extremo a las diversas modas que conviven en un determinado momento, porque la ansiedad de identificación los convierte en obesos consumidores de símbolos. puedan brindar. Al mismo tiempo, esos bienes tienen un valor simbólico: satisfacen las necesidades de la fantasía.7
En el terreno de los bienes que hemos llamado culturales opera una lógica similar. Esos bienes son “distintivos por naturaleza” pues su “materialidad” consiste en la satisfacción de una necesidad “espíritual” en la que el sujeto se encuentra doblemente interpelado: un gusto musical, una preferencia cultural, no se pueden justificar por la mera materialidad del bien, lo que hace que su transparencia sea mayor y el grado de identificación más inmediato. Es lo que pasa con la música, con los cantantes, con los programas de TV preferidos, con las revistas y las peliculas que se leen y se ven, con los programas de radio que se escuchan. En este sentido, la preferencia se justifica “por sí misma” y vehiculiza siempre una oposición más o menos radical hacia los consumos y las preferencias de los otros. En estos objetos del amor se da el disfrute sin barreras ni desviaciones, de una manera inmediata y directa. Como decíamos más arriba, los adolescentes suelen encontrarse en apertura hacia la experiencia social extendida y este tipo de bienes ofrecen anclajes para sus ansias de identificación: así adoptan modismos y estilemas similares a los de aquellos que valoran, configurando con ello los espejos en los que se reconocen. Los consumos culturales entonces definen una superficie de identificación muy caliente en la que los grupos de pares adoptan verdaderos idola tribus con los que, siguiendo mecanismos casi totémicos, construyen su identidad. El rock en sus distintas variantes y formatos, la cumbia y el cuarteto, la música pop, la electrónica, la bailable o la melódica latina, serán los reservorios de discursos y estilemas de distintos soportes lingüísticos –verbales, kinésicos,
7 Algunas de las extensas discusiones en torno a esta tesis pueden verse en el artículo de Margulis, Mario y Marcelo Urresti, “Moda y juventud” en Margulis, Mario y otros. La juventud es más que una palabra. Biblos, Buenos Aires, 1996.
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indumentarios, ideológicos- sobre los cuales seleccionarán y combinarán elementos generando verdaderos patchworks de identidad.
El otro gran factor que define el accionar de los grupos de adolescentes es el de los usos del espacio. Los adolescentes tal vez sean los más inquietos viajantes y exploradores de los lugares en los que viven. Si se los compara con las generaciones adultas, los adolescentes suelen ser los que más se desvían de las rutas establecidas, los que menos se atan a rutinas y los que más tiempo se dan para salir a explorar la ciudad, buscar en sus recovecos, mirar negocios y entrar en galerías, locales y recintos situados en barrios alejados. La gran mayoría de las personas por lo general sale a descubrir su ciudad, los bordes de la misma, los pasajes alejados y los paseos escondidos cuando transita su adolescencia. Luego de ello establece sus circuitos y sus pertenencias para ir reduciendo el territorio a medida que la adultez se va acercando y se establecen casi de modo definitivo e invariable las rutinas cotidianas. La vida de los adultos por lo general está circunscripta a rutas poco conmovibles. Los adolescentes descubren las ciudades a medida que se van descubriendo a sí mismos: se buscan y se desencuentran en la ciudad, escapan de los ámbitos habituales de sus familias y, en esas intentonas, son fielmente seguidos por sus pares y amigos. Las calles comerciales del centro de la ciudad -en otras épocas- con sus cines y ofertas de diversión, las plazas y los paseos que solo se conquistan a fuerza de transporte público o de bicicleta, los shopping-centers –que reemplazan a aquellas antiguas calles del centro- en los que se va a caminar, mirar vidrieras y comer alguna porción de fast food en los patios de comida, todo eso conforma para los adolescentes de las clases medias una cartografía de la deriva y del deseo en la que se sienten –aunque la voluntad de los padres se oponga- casi irresistiblemente atraídos. Están también los locales de fast food propiamente dichos, que fuera de los shoppings también ejercen su embrujo. Sin lugar a dudas el lugar por excelencia al que los adolescentes se dirigen podría definirse generícamente como “la calle”: se trata de un espacio exterior a la escuela y al hogar, en competencia con el club en las clases medias y altas, pero sin alternativas en los sectores populares, que aparece revestido como espacio de liberación y de goce. Define un territorio sin medidas ni reglas que obliguen a aprender, a producir o a obedecer, apareciendo como un sitio liberado en el que eventualmente se da la aventura.8 “La calle” incluye espacios de distensión y de consumo, no siempre abiertos y disponibles efectivamente para todos, aunque sí formando una mitología duradera y eficaz en la que los adolescentes se sienten convocados. Más allá
8 En un sentido similar tomamos la idea de Bustos Castro, Paula, “Rocanrol. El recital: los militantes del bardo” en Margulis, Mario y otros. La cultura de la noche. Espasa, Buenos Aires, 1994
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de los temores que se ciernen sobre las clases medias respecto de la violencia en las calles, o la presencia un poco más concreta de las fuerzas de seguridad para los sectores populares, por la negativa, el espacio callejero sigue siendo un ámbito de disputa entre generaciones, que coloca en su favor a los menores y en su contra a los mayores. En este sentido la prohibición y el recelo es mucho mayor sobre las mujeres que sobre los varones, así como también mayor entre los sectores medios y altos que entre los sectores populares.
En la calle están también los videodromos, los populares “fichines”, las esquinas en las que suelen reunirse sentados en el piso los “chaboncitos” y los “fieritas” a compartir una cerveza, los kiosquitos con metegoles, los pequeños barcitos que ofrecen bebidas a bajo preccio, las canchitas improvisadas en baldíos o en playones municipales, las estaciones de tren y sus alrededores, lugares sobre los que actúa una estricta territorialización en la que se dan cita y se reconocen entre sí distintos grupos de pares.
En suma, los grupos de pares, en su rol de consumidores y exploradores espaciales colectivos, son el ámbito renovado en el que se definen las formas actuales de construcción de la transición adolescente, más jaqueados que nunca por la escasez económica y las formas crecientes de una persecución represiva ejercida por el estado, más incitados que nunca al consumo, a la aventura y al éxtasis por un mercado y unos medios de comunicación audiovisual que no descansan, en una relación con generaciones adultas por lo general desbordadas ante un espectáculo que se les presenta ajeno y confuso, habitado por los fantasmas de la violencia, de la indiferencia y del reclamo ilimitado de unos adolescentes que, en distintas clases sociales y con distintas entonaciones, portan y son portados por el conflicto generacional que, más allá de su voluntad explícita, definen las sociedades contemporáneas

Marcelo Urresti, 35 años, porteño. Estudió las Carreras de Sociología y Filosofía de la UBA. Es docente en la materia Sociología de la Cultura de la carrera de Sociología e investigador del Instituto Gino Germani, ambos pertenecientes a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Ha publicado dos libros como compilador junto a Mario Margulis (La segregación negada. Cultura y discriminación social, Biblos, Buenos Aires, 1999 -elegido por la Fundación el Libro como Mejor Libro de Sociología del año 1999- y La cultura en la Argentina de fin de siglo, Eudeba, Buenos Aires, 1998) varios artículos específicos sobre la temática juvenil y adolescente en libros (Margulis, Mario y otros. La cultura de la noche. La vida nocturna de los jóvenes en Buenos Aires, Espasa, Buenos Aires, 1994; e ídem, La juventud es más que una palabra. Ensayos sobre cultura y juventud. Biblos, Buenos Aires, 1996) y en revistas especializadas nacionales y extranjeras. También ha publicado estudios críticos, traducciones y numerosas recensiones bibliográficas sobre temas de filosofía, crítica cultural y sociología. Ha recibido en distintas oportunidades el Premio a la Productividad Académica y como miembro del proyecto Cultura y discriminación social el Premio Expocyt en el año 1995.